jueves, 26 de diciembre de 2013

Las agujetas, que son y como se tratan?



Alberto Esguevillas

Las agujetas son un tema recurrente entre las personas que realizan deporte habitualmente, y (más aun) entre las que retoman el ejercicio tras un periodo de inactividad. Hoy vamos a tratar diversos mitos sobre ellas y como ayudar a superarlas.

¿Pero qué son realmente?
El nombre científico es DOMS, en inglés “delayed onset muscle soreness”, que traducido, significa dolor muscular de aparición tardía. Este dolor o molestia es más frecuente en personas desentrenadas y principiantes. También pueden aparecer ante aumentos en la intensidad o duración de nuestra rutina.
Este dolor aparece 24/48 horas después de la actividad, y es distinto al realizado durante el entrenamiento, con una localización más aguda y molesta. Aunque son incomodas, estas molestias no son más que micro roturas musculares en respuesta al estrés producido por el entrenamiento, sí después se come y descansa correctamente, estas fibras se reconstruyen más grandes y fuertes, produciendo un crecimiento muscular.
Uno de los mitos a tratar es el origen de las agujetas, antes se creía que las agujetas eran restos de ácido láctico en el músculo que pinchaban y hacían pequeños desgarros en el músculo, esto se ha visto que no era cierto, ya que personas que no pueden producir ácido láctico también sufren este dolor.
El origen de las agujetas es el desgarro microscópico de las fibras musculares. La cantidad de dolor tardío corresponde a la fuerza y el tiempo del ejercicio, así como el tipo de ejercicio realizado. Cualquier movimiento que no estemos acostumbrados a realizar, podrá producir agujetas, pero es más fácil sufrirlas tras movimientos excéntricos, como por ejemplo, bajar escaleras, correr cuesta abajo, o la fase de descenso de una sentadilla. Estos desgarros pueden crear también una inflamación en el músculo trabajado.
¿Cómo tratarlas y prevenirlas?
Siempre hemos oído que el agua con azúcar es bueno para que desaparezcan las agujetas, también se habla del bicarbonato y las sales, pero estos remedios caseros no tienen ningún fundamento científico. El agua con azúcar se creía eficaz porque se pensaba que ayudaba a que los cristales de ácido láctico desaparecieran, pero es que no hay ningún cristal que hacer desaparecer. La mejor manera de tratar las agujetas es con antinflamatorios, como por ejemplo cremas, a la vez que no suspendemos totalmente la actividad física. Esta, a una intensidad moderada será beneficiosa para superar las agujetas, ya que activa la zona y favorece el riego sanguíneo y reduce los metabolitos.
Para prevenirlas, es conveniente realizar siempre un buen calentamiento e ir subiendo la intensidad de la sesión progresivamente, así como realizar una correcta vuelta a la calma al finalizar la sesión de entrenamiento, ayudándonos de estiramientos suaves. En ejercicios de musculación, podemos aplicar la regla del 10 por ciento, al comenzar una nueva actividad empezar lentamente y aumentar el tiempo y la intensidad no más del diez por ciento a la semana.
¿Es bueno tener agujetas?
La respuesta es: depende.
En principio, las agujetas en un sujeto que entrena regularmente podrían considerarse positivas, ya que serían la prueba de que el trabajo ha sido intenso y efectivo (es decir, hemos enfrentado al cuerpo a una situación estresante, que le supera y que le obliga a adaptarse, a mejorar para soportar dicho estrés si dicha situación vuelve a producirse). Dicho esto, hay que asegurarnos que vigilamos correctamente los parámetros de progresividad y adecuación del entrenamiento, si no lo hacemos, las agujetas seguramente aparecerán por haber realizado un trabajo muy por encima de nuestras posibilidades, lo cual no es seguro, ni saludable, ni útil. Ya que lo que seguramente consigamos únicamente sea inmovilizarnos y desanimarnos. Para ello es buena la experiencia en los entrenamientos realizados, saber hasta dónde podemos llegar, e irnos superando poco a poco.
Espero haberos ayudado a que conozcáis más sobre las agujetas, y a desmitificar un poco el asunto.
Alberto Esguevillas

Las ocho facetas de la recuperación



Jesus Apellaniz
 “Un esfuerzo al 95% de la capacidad requiere una recuperación total de unas 48 horas aproximadamente, mientras que un esfuerzo al 100% requerirá hasta 10 días de recuperación”, Charlie Francis, Training for speed, 1.997.
Una nutrición desequilibrada puede facilitar la aparición de fatiga crónica.
Cuando hablamos de recuperación, deberíamos utilizar este término en plural ya que la recuperación es un problema multifactorial que podemos dividir en ocho grandes categorías.
1) Recuperación hídrica
Es primordial restituir el agua y el sodio que se han eliminado en el entrenamiento durante y después del esfuerzo. La mala hidratación irá asociada a fatiga y calambres, agudizará los posibles problemas digestivos e inmunitarios. La regeneración general se verá ralentizada. La recuperación hídrica debe tener absoluta prioridad, por lo que no debe durar más de algunas horas.
2) Recuperación energética
Este aspecto debe ser prioritario, tras la hidratación o con ella, en las actividades de resistencia, los más rápidamente posible aprovechando la ventana anabólica que nuestro organismo “abre” en un tiempo limitado.
3) Recuperación micronutricional
Tras realizar un esfuerzo, eliminamos y consumimos numerosas vitaminas y minerales. Tanto la alimentación como la suplementación deben permitir compensar rápidamente este aumento de pérdidas con tal de evitar las carencias que limitan a numerosos deportistas.
4) Recuperación inmunitaria
Todo nuestro sistema inmunitario se verá afectado por esfuerzos muy intensos y prolongados. La actividad de algunas células inmunitarias se verá sobreexcitada, mientras que otras defensas se verán inhibidas de forma transitoria. Una buena alimentación y suplementación debe reducir la magnitud de estos trastornos y acelerar su desaparición.
5) Recuperación endocrina
Con la excepción de casos de sobreentrenamiento, la recuperación del equilibrio endocrino no debería durar más de unos días. El objetivo de la nutrición y las suplementaciones consiste esencialmente en atenuar las fluctuaciones de hormonas catabolizantes como el cortisol.
6) Recuperación muscular
Los cinco tipos de recuperaciones anteriores deberían de producirse en pocas horas, como mucho en algunos días. En cambio, la recuperación muscular es a veces mucho más larga de lo que se cree. Nos damos cuenta de esta recuperación cuando tenemos agujetas, puesto que normalmente tardan días en desaparecer.
7) Recuperación “articular”
Durante determinadas actividades deportivas, las articulaciones se someten frecuentemente a una dura prueba. La práctica de una técnica de ejecución deficitaria acentúa este fenómeno degenerativo. Entrenar cuando las articulaciones, los tendones o los ligamentos todavía no se han recuperado bien no planteará grandes problemas en un primer momento, pero corremos el riesgo de sufrir dolor crónico como consecuencia de la acumulación de negligencias en la recuperación articular.
8) Recuperación nerviosa
La recuperación del sistema nervioso, especialmente en los deportes de fuerza, es la que requiere más tiempo. Por desgracia, existen muy pocos suplementos capaces de favorecerla.

La autoconfianza del tenista


La autoconfianza del tenista
Prof. Sebastián Ortiz

¿Qué es la autoconfianza?
Es el grado de certeza ó creencia de que se puede realizar satisfactoriamente una conducta deseada, lo que implica la suposición de que el éxito se va a conseguir. La autoconfianza siempre va ligada ala determinación, es decir, hasta dónde se está dispuesto a llegar.
Ahora bien, ¿Por qué hablar de autoconfianza asociada al tenis?

Porque es fundamental para quien practique este deporte estar convencido de que se pueden alcanzar las metas fijadas a través del propio esfuerzo y es esencial si se quiere desplegar el potencial de cada uno al máximo.
En este sentido existen distintos grados de autoconfianza que van desde la falta al exceso de la misma y eso puede ser decisivo a la hora de jugar:
La falta de confianza tiene que ver con dudar de uno mismo a la hora de tomar decisiones, generándose mayor ansiedad y presión, de esta forma toda la atención del jugador se centra en las debilidades perdiéndose el timing.
El exceso de confianza es una falsa seguridad en uno mismo que puede llevar a subestimar al contrincante y disminuir el propio rendimiento con la convicción de que no es necesario el esfuerzo. Suponer que uno puede ganar un partido jugando a media máquina en la mayoría de los caso lleva a la derrota. Todos los partidos son un desafío y uno debe dar lo mejor posible.
¿Se puede desarrollar la autoconfianza?
Consultando a la psicóloga Marisa Fenochio, la misma considera que esto es posible, pero para ello es necesario previamente hacer un diagnóstico de la opinión que el jugador de tenis tiene acerca de sí mismo, indagando qué piensa y siente antes, durante y después de la competencia, así como en los entrenamientos, para en un segundo momento trabajar acerca de ello.
Observo en algunos de mis alumnos cotidianamente que durante el peloteo realizan un trabajo impecable pero a la hora de jugar, donde los puntos tienen una importancia especial, no alcanzan el rendimiento esperado para su nivel. Se los escuchar exteriorizar frases tales como “juego horrible”, “no nene así no podes jugar a nada” etc. Esto que emerge al exterior, es sólo la punta del iceberg de nuestro diálogo interno que no cesa de autocriticar, auto boicotear y llega incluso a anular a un buen jugador. En la alta competencia Gaudio es un claro ejemplo de este caso.
Algunos tips para lograr una adecuada confianza.
Hay que aceptar los errores como parte del juego y pensar que el éxito depende de poder superarlos.
   Hay que aceptar los errores como parte del juego y pensar que el éxito depende de poder superarlos.
   No apresurarse a concluir con una generalización excesiva, por ejemplo tirar una derecha al alambrado auto-juzgando “mi drive es un desastre…yo soy un desastre”. Es importante lograr la objetividad con uno mismo, y así detectar cual es el verdadero problema.
   Controlar y modificar los pensamientos negativos a la hora de hablarnos a nosotros mismos.
   Persistir y luchar hasta el final, nunca rendirse, no importa el resultado adverso. Como dijo una vez Bjorn Borg “Ganar o perder un partido depende de las ganas que Ud. tenga de jugar el último tanto”.
Prof. Sebastián Ortiz